Que financiar tu sueño sea una experiencia exitosa

Que financiar tu sueño sea una experiencia exitosa

Los préstamos son necesarios para cumplir objetivos, pero debemos asumirlos con consciencia.

Autora: Ginnés Rodríguez | Comunicadora 

 

La primera vez que tomé un préstamo fue para la compra de un lote y sentía que moría del estrés. Tenía en ese entonces 22 años y cerca de un año en mi primer trabajo. En mi cabeza daban vueltas la preguntas: ¿Y si suben las tasas de interés? ¿Y si me despiden? ¿Y si quedo con el expediente manchado?.

 

Casi 20 años después, puedo afirmar que fue la mejor decisión y, aunque en ese tiempo no lo sabía, asumí un riesgo, pero un riesgo controlado. De eso trata este artículo, de cómo hacer que el financiamiento de un sueño sea un recuerdo de éxito.

 

 

Estos son mis preceptos que me han funcionado: 

1. Financiá lo que te dé respaldo si la vida te da sorpresas. Partamos de un concepto clave: lo material es material, un hogar no es una casa. Esta idea me permitió entender que, si ocurría alguna situación que cambiara la estabilidad económica de mi familia, tenía una propiedad o un carro qué vender para finiquitar la deuda. Ocurre igual cuando optamos por un crédito para emprender, porque sabemos que generará el capital para pagar los compromisos económicos.

 

2. Usá la tarjeta de crédito sólo para lo que podés pagar en menos de 45 días. ¡No hay mucho más qué explicar! Si se trata de un gasto presupuestado para el que ya tenemos un monto asignado de los ingresos, se puede comprar con la tarjeta de crédito; sino, es mejor optar por una meta de ahorro para poder financiarlo. Aquí se debe tener mucho cuidado con fechas de promociones y descuentos, las cuales pueden generar tentaciones y compras impulsivas que podrían desestabilizar los ingresos. 

 

3. Lo que no tiene respaldo no se financia, se ahorra. Retomando los puntos anteriores, un precepto importantísimo es que, si no es un bien que te permita venderlo para pagar la deuda o un gasto que ya ha sido presupuestado, lo ideal es adquirirlo con el ahorro. Los viajes y vacaciones son el mejor ejemplo, porque un maravilloso recuerdo no es suficiente para compensar una cuota, si las condiciones que tenemos cambian. 

 

 

Bien dice el dicho “el que no arriesga no gana”. Los préstamos me han permitido tener bienestar y cosechar anhelos para mí y para mi familia, que no hubiera sido posible sin acceso al crédito, pero agregando una pizca de certidumbre a lo que vendrá.

 

 
Esto significa que la gran mayoría de las veces esos anhelos no serán para“ya” o para “mañana”, muchas veces requerimos de esa mezcla de ahorro y crédito para alcanzarlos más adelante. Pero te aseguro algo: saben aún mejor.